El convento franciscano, considerado la joya colonial más emblemática de la ciudad de los cerros, permanece parcialmente cerrado al público que venera la imagen de la Virgen Inmaculada de la Concepción.
Los pocos visitantes que suben a este monumental atrio, donde su Santidad Juan Pablo II sostuvo su histórico encuentro con los representantes de las etnias de América, observan con tristeza el ambiente de abandono en el que se encuentra.
Los corredores, que antes eran el escenario de sesiones de fotos de quinceañeras y de bodas, lucen con maleza que alguien trató de controlar mediante un químico, ante la falta de mano de obra para limpiar el lugar.
En algunas partes, se nota la presencia de yerba alta y es que desde el cierre de actividades, desde hace ya 4 meses, ha disminuido el número de visitantes que llegan a admirar el hermoso edificio colonial, cuyo atrio es el segundo en importancia, después de la plaza de San Pedro en Roma, Italia.
ACOM