Desde febrero de este año, Alejandro Cuevas Mena, entonces diputado local y expresidente estatal del PRD ya sabía que Eduardo Sobrino Sierra, “líder moral del Sol Azteca”, sería otra vez diputado local en el Congreso del Estado.
La clave de su conocimiento eran las alianzas que habían “tejido” con el PAN y con el PRI para los comicios del 6 de junio. Sus cálculos numéricos sobre triunfos en municipios fallaron, pero los de Eduardo no. Ahora se sabe que será otra vez legislador. Entre 2004 y 2007 fue también diputado local por vez primera.
Carlos pertenece al clan “Sobrino Sierra”. Su hermano Carlos fue presidente estatal del PRI y dirigente nacional del Movimiento Territorial, creado por Carlos Salinas para, como una maquinaria, ganar las elecciones en todo el país. La historia fue otra.
Carlos, hasta el sexenio de Rolando Zapata Bello, aún era consultado en su papel asesor político. El entonces secretario General de Gobierno, Víctor Caballero Durán tuvo que consultarle varias decisiones políticas sobre el papel de los regidores en el gobierno municipal de Renán Barrera Concha.
En el caso de Eduardo, éste ha seguido un perfil de izquierda. Mantiene una barba como la del fallecido cantante argentino Facundo Cabral. Sin embargo, los vicios del sistema político lo habrían llevado a sucumbir ante el poder. Ha sido acusado, en muchas ocasiones, de no ganar una elección, pero seguir “viviendo” de las prerrogativas por medio de los cargos de dirigente en el PRD y luego en el Congreso.
Llegó a decirse que Eduardo quitaba y ponía dirigentes estatales del PRD, convirtiéndose en un acérrimo enemigo político de Eric Villanueva Mukul, también veterano personaje de la izquierda yucateca. Ambos grupos llegaron a disputarse la presidencia estatal del Sol Azteca y la nominación de candidatos.
Eduardo se impuso como candidato a presidente municipal de Mérida en 2010. Perdió. En 1999 fue candidato a gobernador. Perdió. Entre el 96 y 99, dirigió al partido y al siguiente año, en el 2000, se auto nombró candidato a Senador. Perdió nuevamente.
En el 2018, un grupo de perredistas lo desconoció como dirigente “moral”. Lo acusó de haber vivido del partido y de manejar como feudo al “Sol Azteca”, ya en declive ante el nacimiento de Morena. En ese entonces, Alejandro Cuevas, presidente estatal, ocupó una curul como diputado local, “impuesto” por Sobrino Sierra.
Por eso en febrero, como pago, según se comenta en las filas perredistas, Alejandro priorizó a Eduardo en la lista de candidatos plurinominales para el Congreso. La estrategia resultó porque otra vez Eduardo cobrará como diputado.
En febrero, según notas periodísticas, Alejandro calculó que el PRD obtendría el 6% de las votaciones, que ganaría 15 alcaldías y que obtendría 70 mil votos.
Sin embargo, las elecciones de este 6 de junio revelaron que los cálculos sólo quedaron en eso, meras proyecciones. La realidad fue otra: el PRD sólo obtuvo 3 alcaldías de manera directa y ninguna diputación por la vía uninominal. El porcentaje de votación fue de 02.8%, es decir, poco más de 29 mil votos.
Para mantener vigente la marca, Eduardo y Alejandro Cuevas negociaron con el gobierno del estado y con el PRI, probablemente su hermano Carlos, y sólo así, se fue en alianza con el PAN y con el PRI. Los partidos dominantes, en el caso del PAN ganó 5 alcaldías y el PRI otras 5 alcaldías. De “refilón”, y por ese medio, lograron votos, una especie de comparsa.
Sólo así, apenas le alcanzaron meter a un diputado en el Congreso. Mientras, Morena, el partido naciente, se convirtió, como se sabe, en la tercera fuerza política en Yucatán, mientras que el PRI y el PRD se fueron de picada por la voluntad del electorado.
ACOM
