Incluso los casos leves de COVID-19 dejan estragos en el cerebro, y los científicos no saben porqué

Entorpecimiento de la cognición y pérdida de los sentidos están entre los estragos a largo plazo que dejan las infecciones por COVID-19 en el cerebro.

Depresión, ansiedad, niebla mental, atrofia en los sentidos: todas éstas son consecuencias neurológicas que se han reportado ampliamente tras una infección grave de COVID-19. Según se creía, los casos leves de coronavirus podían no tener tales efectos secundarios tras contraer la enfermedad. Un estudio reciente de Texas A&M University, sin embargo, logró rastrear ‘marcas’ en el cerebro en los pacientes positivos del virus, aunque la enfermedad no haya manifestado síntomas de gravedad.

Estragos en dos regiones del cerebro

Fotografía: Jody Amiet / AFP

Para el estudio, se consideró una muestra de 45 mil voluntarios en el Reino Unido, registrados en un banco de datos desde 2014. Se analizó a cada paciente positivo según la edad, el sexo, la fecha de referencia de la prueba y el lugar del estudio. De la misma manera, se consideró su estado de salud previo a la infección y su nivel socioeconómico.

La investigación fue liderada por Jessica Bernard, especialista del National Institute on Aging and the National Institute of Mental Health. De acuerdo con la experta, las consecuencias del COVID-19 en el cerebro —incluso en pacientes sin síntomas graves— se presentarán a largo plazo en el organismo. Particularmente en el sistema nervioso, según explica la experta en su artículo para The Conversation:

“El equipo encontró marcadas diferencias en la materia gris, que está formada por los cuerpos celulares de las neuronas que procesan la información en el cerebro, entre los que se habían infectado con COVID-19 y los que no”.

Los mayores estragos se observaron en el lóbulo frontal y temporal, que se vieron severamente reducidos tras la infección. Estas regiones se encargan de las emociones, los sentidos y la personalidad. Estos cambios son normales conforme la gente envejece. Sin embargo, parece ser que la COVID-19 genera este mismo efecto en el cerebro de los pacientes, aunque hayan superado la enfermedad sin demasiadas complicaciones aparentes.

Consecuencias cognitivas

Fotografía: Apu GOMES / AFP

Después de analizar los casos graves y leves de COVID-19, los científicos en Estados Unidos determinaron que el cerebro de ambos grupos se vio afectado, incluso, a nivel cognitivo. Los pacientes “que habían contraído COVID-19 fueron más lentos en el procesamiento de la información, en comparación con los que no lo habían hecho”, escribe Bernard.

Por ello, a la experta no le sorprende que la pérdida del gusto y del olfato estén relacionados a una infección por el virus. La misma zona en el cerebro en la que se gestionan los sentidos está relacionada con la cognición humana. Específicamente en el hipocampo, la región en el cerebro donde se han registrado peores estragos por COVID-19.

A pesar de la evidencia recabada, Bernard asegura que todavía es muy pronto para sacar conclusiones al respecto. A futuro, explica la experta, las posibles conexiones entre la cognición retardada y la pérdida de los sentidos por COVID-19 podrían servir para trazar curas para el Alzheimer, así como otros padecimientos ligados a la memoria.

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