El poco turismo que llega a la ciudad solo pasea, mira el entorno, pero no genera la derrama económica que había en meses anteriores.
Los pocos prestadores que salen a tratar de laborar, en esta nueva normalidad, tienen el temor de contagiarse de COVID-19, por lo que extreman sus precauciones.
En el parque Zamná que está por la calle 31 con 30 del centro histórico de Izamal solamente se observa la presencia de algunos cocheros que decidieron brindar el servicio de paseo a los pocos y escasos turistas que llegan.
Antes confinamiento sanitario, laboraban 25 auriga que hacían recorridos por los atractivos turísticos de la ciudad, considerada como uno de los primeros Pueblos Mágicos de México.
Por cada paseo se cobraba 200 pesos y los fines de semana hacían, por lo menos, 4 servicios por coche. Hoy el panorama es desalentador, ya que el turismo es escaso y la mayoría llega solo para mirar.
ACOM
