Cuando a Herbé Calderón se le pregunta por su puesto en M21 Macarons, él responde: “soy el secretario de mi hijo”; y es que este negocio que busca emplear a personas con síndrome de Down ha cautivado, no sólo a los paladares meridanos con su repostería -basada en galletas de origen francés- sino también a quienes buscan opciones con una perspectiva inclusiva.
La “M” de M21 hace alusión a Miguel -su hijo-; y el 21 al nombre que la ciencia médica da al síndrome de Down.
Desde pequeño, Herbé Calderón ha integrado a su hijo José Miguel a sus actividades cotidianas, lo que ha contribuido, asegura, a fortalecer su autoestima. Juntos han buceado, jugado golf; boliche y practicado karate.
“Sin darme cuenta, la gente comenzó a preguntarme cómo le hice para que mi hijo con síndrome de Down haga todas estas cosas. Eso ha sido un parteaguas para que se percaten que pueden hacerlo de forma natural”, sentenció.
Pese a lo anterior; y a que siempre ha sido un joven que ha sabido adaptarse a la sociedad, la condición de José Miguel le complica el realizar ciertas actividades, más esto no ha sido impedimento para que sea tratado a la par de sus semejantes.
El proyecto de M21 ha sido un anhelo de Herbé desde hace mucho tiempo, pues le inquietaba el futuro de su hijo al terminar sus estudios de preparatoria; y lamentablemente la pandemia truncó su camino hacia la universidad.
“Tenía de dos: o lo meto a trabajar a un Starbucks o a alguna otra empresa; o hacíamos un negocio en el cual yo pueda retroalimentarlo y darle un poco de lo que he aprendido en la experiencia de ser el papá de una persona con síndrome de Down”, detalló.
Finalmente optaron por el negocio, el cual se especializa en los macarones, uno de los dulces más complejos de la repostería francesa.
Ser un parteaguas
Uno de los principales objetivos del negocio radica en integrar a José Miguel a un proceso laboral con actividades y responsabilidades “para sacarlo un poco de la burbuja en la que vive y que se ponga a trabajar”, mencionó su padre.
El proyecto no está diseñado únicamente para él; sino para que el día de mañana -dependiendo de las ventas y la pandemia- M21 pueda contratar a cuatro o cinco empleados con síndrome de Down para que también desarrollen sus habilidades.
“M21 es un negocio cuyo fin es el de integrar a otros jóvenes con síndrome de Down en sus procesos. Queremos demostrarle a la gente las capacidades de estos chavos y ser un parteaguas para que otros papás los integren también”, añadió.
Para Herbé Calderón, la sociedad está muy consciente de esta condición y paulatinamente ha ido rompiendo el tabú que representaba tener un hijo o hija con síndrome de Down. “Si me preguntas qué es, para mí no es nada”, aseveró.
Esto lo atribuye a que José Miguel, de 18 años, ha recibido el cariño de su familia y siempre ha estado integrado a la sociedad. Tan es así que “a veces hasta se le olvida que tiene síndrome de Down”.
Un futuro fantástico
Herbé Calderón augura un futuro fantástico para M21. Han sido cuatro meses de mucho trabajo y aprendizaje desde su creación; y se dijo listo para recibir a otros integrantes del equipo, aunque el tema de la pandemia, reconoció, ha sido una limitante.
En la elaboración de postres, todo debe ser perfecto; y según Herbé Calderón, no hay nadie más apto para la tarea que las personas con síndrome de Down. El perfeccionismo que impera en quienes presentan esta condición contribuye en gran medida al sabor que impregnan en sus creaciones.
Vainilla de Papantla, pétalos de rosa, lavanda, chocolate amargo, queso de bola, pistache, coco, guayaba, frambuesa, café, horchata y lima yucateca, son algunos de los sabores que pueden disfrutarse en M21 Macarons y se pueden pedir al 9991742178; o visitando sus redes sociales.
Finalmente, el padre de familia exhorta a quienes tienen hijos o hijas con esta condición a no dudar jamás de ellos. A confiar, porque pueden hacer mucho más de lo que suele pensarse. A darles la oportunidad de integrarse a la sociedad.
Juan Manuel Contreras
Edición: Ana Ordaz
La Jornada Maya
