Metro era un caballo de carreras pura sangre muy popular y ganador. En las pistas era conocido como “Metro Meteoro” y obtuvo ocho victorias en el estado de Nueva York; sin embargo, su gran esfuerzo tuvo impacto en sus rodillas: astillas de hueso le provocaron un daño irreversible, lo que significó el final de su vida de corredor, y seguramente su destino era ser sacrificado Por Ariadna Rábago (Ary Snyder)
Pero Ron Krajewski –quien se dedica a pintar retratos de mascotas– y su esposa Wendy buscaban un caballo que ella pudiera montar, y cuando supieron de él decidieron adoptar a Metro. No lo sabían, pero en ese momento la vida de los tres cambiaría por completo.
La pareja pronto se dio cuenta de que Metro no aguantaba caminar con el peso de alguien encima, así que llamaron al veterinario y, tras revisarlo, les dio la peor de las noticias: los huesos de las patas de Metro comenzaban a fusionarse y en máximo dos años el caballo ya no podría caminar y tendrían que dormirlo.
Desalentados pero decididos a que Metro tuviera algo de alegría en su vida, lo tuvieron varios meses en rehabilitación, con medicamentos y unas herraduras especiales que hacían que caminar fuera “más blandito”.
En ese tiempo Ron notó que a Metro le gustaba agarrar cosas con el hocico y mover la cabeza de arriba abajo o de lado a lado, así que buscando pasar más tiempo con él, un día, mientras pintaba, lo puso frente a un lienzo y le dio un pincel.
¿Sabes qué hizo Metro? Lo tomó con el hocico… ¡y también comenzó a pintar! (Bueno, en realidad dio pincelazos, pero llamémosle pintar).
CABALLO Y CABALLETE
Tampoco creas que Metro pintaba autorretratos o paisajes: su obra era más bien abstracta. Y los pintaba en una parte del establo que era su “estudio” y el de Ron, quien era algo así como su asistente. Ron ponía pintura en el pincel y se lo daba a Metro, quien pintaba la zona del lienzo donde recibía el pincel: arriba a la derecha, abajo a la izquierda y así.
Por lo general Metro trabajaba en unos cuatro lienzos a la vez: después de dar varios trazos en uno, Ron quitaba ese lienzo del caballete y ponía otro para que el primero se secara, y así con los demás. Luego cambiaba de color y ponía uno de los lienzos ya secos para que siguiera.
Y LLEGÓ LA FAMA
Cuando la historia de Metro fue dada a conocer por una cadena de tele local, la gente comenzó a llamar queriendo comprar una pintura realizada por él.
Pronto hubo centenares de personas en lista de espera. Ron y Wendy usaron parte del dinero que Metro ganaba por la venta de sus obras en un tratamiento experimental que consistía en inyectarle un medicamento especial en sus rodillas. En unos meses, se revirtió el crecimiento de sus huesos y el caballo ganó años de vida. Y ésa fue otra noticia fenomenal para Metro.
Una campeón benefactor
Pero la obra del caballo pintor llegó más lejos: con el resto de sus ganancias, Ron y Wendy establecieron una fundación dedicada a encontrarle hogar a caballos pura sangre retirados.
Al momento de su muerte, en marzo de 2018 (cinco años más de los dos que le habían calculado originalmente), Metro había donado 45,000 dólares para asegurarse de que esos caballos, como ocurrió con él, también encontraran una familia amorosa.
“Al principio Metro no era el caballo que habíamos esperado, pero resultó ser muchísimo más de lo que habíamos soñado”, dijeron entonces Ron y Wendy.
